Por Pablo Melgar
El episodio de las patrulleras oceánicas expone mucho más que un diferendo contractual. Revela movimientos internos en el oficialismo, redefine el vínculo entre poder político y gestión, y marca la primera línea de tensión hacia el próximo ciclo electoral.
El anuncio encabezado por el presidente Yamandú Orsi, el secretario de Presidencia Alejandro “Pacha” Sánchez y el prosecretario de la Presidencia instaló un nuevo escenario dentro del Frente Amplio.
Orsi abandona su vocación por los acuerdos, Sánchez se planta como figura política con proyección y Gabriel Oddone introduce el factor técnico del pragmatismo.
La falta de habilidad política, le obsequia un lugar que no pidió al ex presidente Luis Lacalle Pou, que, sin proponérselo, vuelve al centro del debate por la necesidad del sistema político de reconstruir su eje de confrontación.
El anuncio sobre la construcción de las patrulleras oceánicas uruguayas fue presentado como una acción de Estado. Pero detrás del gesto institucional, lo que realmente se vio fue una jugada política de alta densidad.
Tres figuras encabezaron el anuncio: el presidente de la República, Yamandú Orsi; el secretario de Presidencia, Alejandro “Pacha” Sánchez; y el prosecretario, ex fiscal de Corte, Jorge Díaz.
La presencia de Sánchez en ese trío no fue menor. El exsenador se consolida como figura con proyección dentro del Frente Amplio, y muchos ya lo mencionan como uno de los nombres con futuro presidencial.
Su tono firme y su participación central en un tema sensible para el gobierno lo posicionaron como vocero político de la gestión.
Más aún, Sánchez fue quien advirtió públicamente que el problema con el astillero Cardama podía resolverse mediante un acuerdo.
Una frase aparentemente técnica, pero con enorme carga política: marcó el inicio de una línea de diálogo dentro del oficialismo que intenta encauzar los conflictos con pragmatismo antes que con choque.
Contrincante forzado
El otro protagonista, aunque de manera indirecta, fue Luis Lacalle Pou. El expresidente no está en campaña ni parece buscarla. Pero el propio escenario político lo está empujando a aparecer, a responder, a defender su gestión.
En ese sentido, la polémica por las patrulleras lo obliga a mostrarse, como si el Frente Amplio necesitara recrear un antagonista visible para ordenar su propio discurso.
Así, mientras Lacalle Pou intenta mantenerse en el terreno del silencio estratégico, los hechos lo colocan en el centro de un debate que tiene mucho de ensayo preelectoral. Falta casi un quinquenio para las elecciones, pero el tono ya se percibe de campaña.
El arte del acuerdo
El presidente Yamandú Orsi conserva un rasgo que lo distingue dentro del Frente Amplio: su gusto por los acuerdos. Es un dirigente de perfil negociador, más inclinado al diálogo que a la confrontación.
Y aunque no se expone al ruido mediático, su estilo no es de perfil bajo, sino de construcción paciente. Prefiere tender puentes, mantener el equilibrio y dejar que otros —como Sánchez— ocupen el rol del vocero político cuando la temperatura sube.
Esa dinámica interna, entre el Orsi dialoguista y el Sánchez más político, comienza a marcar las coordenadas del oficialismo. Por eso sorprendió su presencia en la conferencia de prensa.
Mientras tanto, figuras como el ministro de Economía, Gabriel Oddone, aportan la prudencia institucional. Oddone también intervino en el debate de las patrulleras señalando que, si el astillero Cardama presenta nuevas garantías, el problema podría resolverse. Fue otro mensaje de pragmatismo en medio del ruido.
Más político que naval
Para la mayoría de los uruguayos, las patrulleras oceánicas son un tema lejano. El país mira más al campo que al mar, y pocos han visto una OPV de cerca.
Por eso, lo que se discute no es el barco en sí, sino el uso político de su construcción: quién toma la palabra, quién marca la agenda, quién logra instalar su tono en la conversación pública.
El fondo del asunto no está en los astilleros, sino en la política nacional. Las patrulleras se están construyendo, el contrato avanza y la obra se hará. Pero el episodio dejó algo más claro: dentro del Frente Amplio ya se mueve el tablero.
Mientras tanto, hábilmente, Lacalle Pou observa cómo lo vuelven a colocar, otra vez, en el centro de un escenario que no eligió pero está aprovechando.
