Crónicas Bicentenarias Oribe Pereira Parada
Ayer, con variada elocuencia, se conmemoró en el país el Bicentenario de la Batalla de Sarandí, suceso fundamental en el desarrollo de la Cruzada Libertadora de 1825.
El 12 de octubre de 1825 las armas de la patria, comandadas por el minuano Juan Antonio Lavalleja, protagonizaron un arrollador triunfo sobre las fuerzas del imperio luso-brasileño.
Un testigo de los hechos -el memorialista Ramón de Cáceres- refiere a los vivido en el día previo al enfrentamiento: “Esa noche marchamos para amanecer en las Puntas del Sarandí, considerando por los partes de Ignacio Oribe que Bentos Manuel tomaba la costa del Yi, con dirección al Durazno … Lavalleja me hizo buscar esa noche y me conversó mucho a la cabeza de la columna, consultándome sobre la posibilidad de dar una batalla al día siguiente. Yo le dije todo lo que me pareció importante, después de la confianza que me inspiraba … Como a las 10 de la noche vino el parte de que los portugueses estaban pasando el arroyo de Castro en la barra a inmediaciones del paso de Polanco … Entonces se conoció perfectamente que se dirigían al Durazno, y Lavalleja dándome un baqueano me ordenó que fuese a llevar esa noticia a don Frutos, que debía estar por las inmediaciones del Sarandí. Llegué a su campo como a medianoche, desensillé mi caballo y me hizo acostar a su lado y casi nos amanecimos conversando…”
Lavalleja había dado orden de juntar todas las fuerzas en las vertientes del arroyo Sarandí. Hacia allí y en la noche, se encaminó Manuel Oribe con su gente y el propio Lavalleja. Más de dos mil hombres acudieron al lugar.
El relato de Ramón de Cáceres continúa: “A las cinco de la mañana las descubiertas avisaron la aproximación de los imperiales, que venían en dirección al paraje escogido por el general Lavalleja y que se encontraban apenas una legua … En medio de una agitación precursora de un suspirado combate, mandó Lavalleja cambiar de caballos y poner el ejército en orden de pelea…”
“SE HA SELLADO LA LIBERTAD DE LA PROVINCIA”
La batalla fue de tal ferocidad e intensidad que Lavalleja en ella vislumbró la trascendencia que tenía para el futuro de nuestra independencia. Se cumplieron las maniobras estratégicas tal cual la concibieron los jefes orientales.
El mismo día del triunfo, Lavalleja remitió su primer parte oficial al gobierno con sede en la Villa de la Florida: “… Las espadas de la patria acaban de descargarse sobre nuestros enemigos con el más ventajoso suceso. La división imperial constante de 2.000 hombres, al mando del jefe Bento Manuel, ha sido batida entre ocho y nueve de la mañana de este día, por el ejército de mi mando; siendo el resultado, aunque en este momento no pueda detallarse con seguridad, quedar en nuestro poder más de 400 prisioneros, multitud de oficiales, más de mil armas de toda clases y una porción considerable de muertos, que se encuentran en el campo de batalla. Este ha sido en la costa del Sarandí … Oportunamente detallaré este suceso; pues seguramente él ha sellado la libertad de nuestra Provincia. Ahora sólo tengo tiempo para ocurrir a las atenciones que son consiguientes …”
“HASTA PONERLOS EN FUGA Y DISPERSIÓN”
Al día siguiente -13 de octubre- Lavalleja escribió a su amigo Pedro Trápani, que en ese momento cumplía funciones en representación del Gobierno Patrio en Buenos: “Ya no es posible que el déspota del Brasil espere de la esclavitud de esta provincia el engrandecimiento de su Imperio. Los orientales acaban de dar al mundo un testimonio indudable del aprecio en que estiman su libertad … Vernos y encontrarnos fue obra del momento. En una y otra línea no procedió otra maniobra que la carga, y ella fue, ciertamente, la más formidable que puede imaginarse. Los enemigos dieron la suya a vivo fuego, el cual despreciaron los míos, y sable en mano y carabina a la espalda, según mis órdenes, encontraron, arrollaron y sablearon persiguiéndolos más de dos leguas, hasta ponerlos en la fuga y dispersión más completa…”
Por su lado el jefe de las fuerzas imperiales, coronel Bentos Manuel Ribeiro, elevó un quejoso parte de la batalla al vizconde de San Leopoldo José Feliciano Fernández Pinheiro, autoridad suprema de la provincia brasileña de Río Grande del Sur. En sus pasajes medulares hace referencia a “los desgraciados acontecimientos de la Provincia Cisplatina”. Luego de detallar recursos con que contaba y estrategia aplicada anota: “… me di cuenta que la fuerza enemiga era superior a la de mi mando, en ochocientos o mil hombres; pero acostumbrado a vencer otras en mayor número, y con la ambición de solemnizar aquel día (cumpleaños del Emperador) con salvas y vivas a S.M. Imperial, después de la derrota total de los rebeldes, me apresté al combate y ataqué. La escasa disciplina de la tropa, los numerosos muchachos que había y la falta de constancia de los guaraníes, dieron lugar a que el cobarde enemigo saliera vencedor”.
