Pablo Melgar
El presidente de la República, Yamandú Orsi, y el intendente de Paysandú, Nicolás Olivera,
almorzaron ayer en el bar Santa Catalina de Ciudad Vieja de Montevideo. El diálogo se produjo
a la vista de todos, hay fotos que registraron el momento. Se supo que el primer mandatario
almorzó ravioles con estofado y el jefe comunal churrasco con ensalada.
Nada secreto, todo política. No se escondieron, ambos tuvieron la necesidad de dar a conocer
la reunión. El chauvinismo uruguayo se inflama cuando pasan estas cosas. Enseguida salimos
a decir que tenemos una gran democracia. Que en pocos lugares ocurre y que el mundo nos
envidia, cosa que es verdad.
Esa mirada nos impide ver otras cosas que son muy importantes. Aprendamos con el ejemplo
que nos ofrece la ciencia. Hablemos de la simbiosis. Se trata de una interacción biológica de
largo plazo entre dos especies diferentes donde la vida de ambos organismos está
estrechamente ligada, pudiendo beneficiarse mutuamente, una parte beneficiarse y la otra no, o
una parte beneficiarse y la otra ser perjudicada.
Desarmemos la idea.
“….interacción biológica de largo plazo entre dos especies diferentes donde la vida de ambos
organismos está estrechamente ligada…”.
Orsi y Olivera, ¿pertenecen a especies (políticas) diferentes? Se podría decir que sí. Aunque
ambos son gobernantes electos por el pueblo y un espacio político en el que compiten. Ambos
tienen un “enemigo” común: Luis Lacalle Pou.
“…pudiendo beneficiarse mutuamente…”.
Entre los ravioles y los churrascos tendría que haber quedado claro que en ningún escenario
próximo podrían enfrentarse. Es decir, Olivera no puede ser reelecto intendente y Orsi no podrá
ser candidato a la Presidencia. El de Paysandú está buscando representar a una pata fuerte del
Partido Nacional, el presidente necesita votos en el Parlamento y paz en el Congreso de
Intendentes.
“…una parte beneficiarse y la otra no, o una parte beneficiarse y la otra ser perjudicada”.
Esta es la parte fascinante. En política la alegría dura un rato o toda la vida. En la foto de ayer,
que no es la misma de hoy, el blanco más cercano al presidente es Olivera. No es Álvaro
Delgado ni Javier García, es Olivera. A su vez, el que se reúne con los blancos sin estrés es
Orsi, no es ni Alejandro “Pacha” Sánchez ni Mario Bergara, es Orsi.
Se podría decir que no hay nada nuevo en que dos personas que se conocen se junten un rato
a almorzar. Cierto. Pero, en esta escena, seguramente planificada, se marca una inesperada
alianza entre dos figuras políticas de partidos diferentes. Una es el presidente, la otra el
intendente de Paysandú.
Ayer, al cierre de esta nota, un médico amigo aportó su diagnóstico sobre el curioso almuerzo:
“creo que en esta relación simbiótica, Olivera es el oportunista y el que sustenta todo el
ecosistema es Orsi”.
Más allá de las especulaciones biológicas, en esa mesa de bar, entre ravioles y churrascos,
andaba el futuro de millones de uruguayos.
Antes de terminar, un detalle que lo puede ver únicamente quien está peleando contra los kilos:
el primer mandatario almorzó ravioles con estofado y el jefe comunal de Paysandú pidió un
churrasco con ensalada. Uno no se cuida mucho y el otro, si se compara, parece estar
buscando no aumentar de peso. Ese punto no es menor.
