El Club Social de Casupá fue escenario ayer de una jornada extensa y cargada de debate en torno a la proyectada represa de agua dulce en el límite de Lavalleja y Floribila. Durante horas, vecinos, autoridades y referentes políticos intercambiaron posiciones sobre una obra que, de concretarse, transformará el paisaje y la dinámica social de la región.
El encuentro contó con la presencia del ministro de Ambiente, profesor Edgardo Ortuño, acompañado de su equipo de gestión. Allí se desarrollaron dos asambleas en las que los pobladores expusieron sus inquietudes frente a las autoridades.
Ortuño informó que, en el punto de mayor actividad de la obra, se prevé la participación de unos 700 trabajadores. El anuncio, lejos de generar entusiasmo, despertó cuestionamientos entre los presentes. Una vecina tomó la palabra y le recriminó al ministro que Casupá no dispone de un centro de salud en condiciones para atender a esa población flotante.
Señaló, además, las dificultades de conectividad: “No hay rutas adecuadas para llegar a Minas ni a la propia capital departamental, Florida”, sostuvo.
Ante estos planteos, el ministro se comprometió a estudiar las demandas de la comunidad, que incluyeron además temas de infraestructura, seguridad y empleo. “Venimos a escuchar y a recoger las preocupaciones de los vecinos”, expresó.
La jornada también tuvo una derivación política. Un grupo de ediles de Lavalleja planteó a Ortuño la necesidad de mantener una reunión formal con la Junta Departamental, a fin de analizar el proyecto en profundidad y sus impactos en el territorio. (ver nota aparte)
El debate sobre la represa de Casupá promete continuar en los próximos días. Lo que quedó claro en la reunión es que la comunidad exige ser parte activa en las decisiones que marcarán su futuro.
