Pablo Melgar
El Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) presentó este martes en el Club de Golf de Montevideo
el Análisis de Coyuntura Política y Económica con el minuano Ignacio Zuasnábar, director de
Equipos Consultores y Agustín Iturralde, director ejecutivo del CED.
El evento, que contó con la colaboración de la Fundación Konrad Adenauer, reunió a
destacadas figuras del ecosistema político, empresarial y diplomático.
Un equipo de Serrano fue especialmente invitado a participar del evento.
Durante su exposición, el economista Agustín Iturralde trazó un panorama de la coyuntura
internacional y regional, pero centró su análisis en Uruguay y en el presupuesto nacional, al que definió sin rodeos como “frágil”.
Desde el inicio, planteó que el mundo atraviesa “una fase de muchísimas incertidumbres, como
no conocimos en muchas décadas”.
Habló de un Estados Unidos con “peores expectativas de crecimiento de lo que se creía hace
apenas unos meses” y de una China debilitada, que “recibe esta segunda guerra comercial con
mucho menos músculo que en tiempos de Trump”.
En la región, reconoció que “la situación en Brasil ha mejorado, no brutalmente, pero sí
significativamente”, con un repunte en el empleo que favoreció al gobierno de Lula.
En Argentina, en cambio, señaló que “la primera fase del plan de estabilización parece haber
cumplido”, con baja de la inflación, pero advirtió que “la economía no rebota” y que la estrategia
de sostener el tipo de cambio puede derivar en problemas de competitividad y salida de
capitales.
Al mirar hacia Uruguay, Iturralde fue preciso: “Estamos esperando hoy un crecimiento de
alrededor del 2,3%, con cierta preocupación por la desaceleración de la economía”.
Aunque el mercado laboral se muestra dinámico, alertó sobre la fragilidad de los ingresos más
bajos: “El mayor riesgo es este ajuste diferencial para los trabajadores de menores ingresos,
que claramente tenemos un problema social muy autónomo”.
El centro de sus críticas estuvo en el presupuesto. Según explicó, el gobierno reemplazó el
tope de gasto ligado al crecimiento potencial del país por un “ancla de deuda” más flexible y
discutible.
“Es un ejercicio académico interesante, pero sometido a muchísimos supuestos, no transmite
con claridad una restricción creíble”, afirmó. Para Iturralde, esto implica que “se dejan las
manos más libres al gobierno en el corto plazo, pero a costa de una mayor vulnerabilidad para
el próximo período”.
Fue entonces cuando lanzó la advertencia más fuerte: “Lo que decimos, básicamente, es que
los supuestos son optimistas y el presupuesto es frágil ante shock externo o interno”.
En su visión, de no cumplirse las proyecciones oficiales, Uruguay podría enfrentar en pocos
años la necesidad de un nuevo ajuste.
“Nuestro principal temor es entrar en un déjà vu… que en un periodo corto haya que hacer
alguna corrección adicional. Eso es malo para los gobiernos, pero mucho más malo para la
política”, sostuvo.
Iturralde cerró con un mensaje que combinó realismo y cautela: “Estamos ante un presupuesto
que depende demasiado de que se cumplan supuestos optimistas. Es un presupuesto frágil,
que deja a Uruguay expuesto”.
Luna de miel.
La encuesta también mostró la valoración de la población sobre los políticos locales. “Hay dos
líderes políticos claramente despegados, que son Orsi, y el expresidente Luis Lacalle Pou.
Están en un lugar claramente distanciado del resto, en términos de aprecio popular. Lacalle Pou
tiene un poco más de simpatía, pero Orsi tiene menos rechazo, por lo cual el saldo eso es un
poco más favorable”, explicó el director de Equipos.
La encuesta presentada por Zuasnabar, director de Equipos, el 43% de los uruguayos aprueba
la gestión del presidente Yamandú Orsi, mientras que el 25% la desaprueba y un 28% «ni
aprueba ni desaprueba».
Zuasnabar destacó que el crecimiento de la desaprobación es un proceso habitual que todos
los presidentes han enfrentado a esta altura del período y que Orsi todavía tiene un saldo
claramente favorable.
También muestra que la mayoría de los uruguayos confía en que este será un buen gobierno.
Según el experto, «son muy poquitos los uruguayos que creen que este va a ser un mal
gobierno». Esta percepción se ha mantenido estable a lo largo del semestre y es una carta de
crédito para el gobierno y el presidente.
En cuanto a la percepción sobre si este gobierno traerá cambios de fondo, Zuasnabar
argumentó que la sensación es que «se cambió el administrador, el titular del gobierno, pero no
hay grandes cambios en términos de mutación de política».
